En los plantones de la CNTE en Chiapas, apoyo de la población y del EZLN
Un grupo de maestras bordean sentadas debajo de una lona, charlando entre ellas. Algunos maestros se despiertan mientras otros, que estuvieron de guardia toda la noche, miran a las fogatas que se van apagando. Un niño vende dulces de carpa en carpa y un hombre invita a tomar café caliente a través de un megáfono.
El sol acaba de asomarse de las montañas de los Altos de Chiapas, cuando los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) empiezan un nuevo día en el campamento que instalaron en San Cristóbal de Las Casas, en la salida de la autopista que lleva a Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas. Un kilometro de carpas construidas con lonas y palos, donde desde hace más de una semana los integrantes de la CNTE se turnan, día y noche, para demonstrar su repudio a la reforma que abriría las puertas a la privatización de la educación.
“No queremos las reformas estructurales de este gobierno nefasto. Quiere privatizar la educación que según el artículo 3 constitucional debería de ser pública, laica y gratuita”, afirma Karim, un profesor de una secundaria de San Cristóbal que desde hace más de una semana está participando en el bloqueo.
“Tras la reforma los libros de texto ya tendrán un costo, no todos los padres tienen la posibilidad de comprarlos”, explica el hombre, que durante unos años trabajó en una escuela rural de Chiapas, donde las paredes eran de madera.
El 26 de junio, el magisterio chiapaneco decidió bloquear las dos salidas de San Cristóbal de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez, para acompañar el comienzo del dialogo entre la CNTE y el gobierno, y tomó luego la decisión de instalarse de forma indefinida en la autopista de cuota, con algunas organizaciones solidarias. Los maestros construyeron carpas para cocinar y descansar, erigieron unas barricadas para defenderse de posibles agresiones de la policía y afirmaron que no se iban a ir hasta la abrogación de la reforma de la educación. Lo mismo pasó en otros 18 puntos del Estado de Chiapas y en 20 puntos del Estado de Oaxaca.
En Tuxtla Gutiérrez, las movilizaciones empezaron el 15 de mayo tras el paro docente convocado en ocasión del Día del Maestro. Desde entonces la CNTE no para de marchar, bloquear carreteras e impulsar otras acciones creativas, con un fuerte e inesperado respaldo por parte de la población, que se dio sobretodo a partir de la represión que el magisterio sufrió después de unos diez días del comienzo de las movilizaciones.
“Estamos aquí desde el 15 de mayo y nos quedaremos hasta el ultimo momento. La niñez ha sido muy afectada por el mal gobierno”, asegura un maestro que viene del Municipio de Amatlán, donde –relata- en las escuelas faltan piso firme, baños y canchas. Viajó unas 5 horas para establecerse en el plantón que la CNTE instaló en Tuxtla Gutiérrez, que abarca buena parte del centro de la capital chiapaneca. Aquí los maestros conviven, se organizan para hacer turnos para cocinar y limpiar, y hablan entre ellos de sus actividades diarias de protesta.
Apoyo “incondicional”
Al igual que en San Cristóbal, la población los apoya con víveres, café, leña, o ofreciendo descuentos en sus comedores. Brigadas de médicos y enfermeros, que también se encuentran en paro en contra de las reformas estructurales que afectaron el sector salud, los visitan regalando medicinas y ofreciendo consultas gratuitas. Y el 4 de julio, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunció la cancelación del evento que había organizado para el final de julio y la donación a la CNTE del dinero que había ahorrado para llevar acabo la actividad.
“Cuando, como zapatistas que somos, decimos que respetamos un movimiento, quiere decir eso: que lo respetamos. Quiere decir que no nos inmiscuimos en sus modos y tiempos, en su estructura organizativa, en sus decisiones, sus estrategias y tácticas, sus alianzas, sus decisiones”, escribe la Comandancia del EZLN en su comunicado “Las lecciones en Junio”.
“Voten o no voten, se alíen o no con partidos políticos, dialoguen o no dialoguen, negocien o no negocien, acuerden o no acuerden, sean creyentes o ateos, flacos o gordos, altos o chaparros, bonitos o feos, mestizos o indígenas. Los apoyamos porque su lucha es justa. Y nuestro apoyo, aunque bastante limitado, es incondicional. Es decir, no esperamos nada a cambio”.
Los subcomandantes Moisés y Galeano concluyen el comunicado hablando de cómo el paro docente haya asumido características de insurrección popular: “Es porque se dicen ‘sigo yo’, que se da el respaldo popular a los maestros”.
Desde el primer día en que se instaló el bloqueo en San Cristóbal de Las Casas, los maestros están impidiendo el tránsito de los vehículos menos que las ambulancias. Esta decisión ha sido tomada a pesar del resolutivo de la asamblea estatal de la CNTE del 29 de junio, que sugería detener únicamente a los camiones que traen mercancías de las empresas transnacionales. Para llegar en la ciudad desde Tuxtla Gutiérrez, queda abierta la vieja carretera libre.
Los diálogos entre CNTE y gobierno están estancados. Al mismo tiempo, suben de intensidad las amenazas de desalojo por parte de la Secretaría de Gobernación y, en San Cristóbal, de un grupo de choque local llamado Asociación de Locatarios de Mercados Tradicionales de Chiapas (Almetrach). Durante la pasada Semana Santa, el maestro Juan Carlos Jiménez Velasco, integrante de la CNTE, fue asesinado con ocho balazos por un comando de encapuchados en el centro turístico de la ciudad y a la luz del día. De acuerdo a la CNTE y a los familiares del maestro, el comando era formado por integrantes de la Almetrach.
“Estamos firmes y nos mantenemos firmes, el Estado de Chiapas sigue firme en la misma posición”, afirmó la coordinación de la CNTE de los Altos de Chiapas, al comentar rumores sobre la posibilidad de que levantara los bloqueos. “Y no solo es el magisterio, también está el pueblo, no estamos solos”.
Cada noche en San Cristóbal, mientras la CNTE refuerza sus barricadas, en grupo formado por empleados del sector salud y por personas organizadas de los barrios y colonias de la ciudad, se despliegue alrededor del bloqueo formando un “Cinturón Ciudadano de Paz”.
El falso desabasto
Al día siguiente del comienzo del bloqueo, las grandes tiendas y las gasolineras de San Cristóbal cerraban declarando de enfrentar una crisis por desabasto.
“Disculpen las molestias. Agradézcanselo al Magisterio”, decía un cartel colgado afuera de la Bodega Aurrera, mientras mucha gente en la ciudad se preguntaba cómo un hipermercado pueda vaciar todos sus almacenes en día y medio.
“No es cierto de que falta la gasolina. El gobierno ha ordenado que no se distribuya para que la gente se enoje con los maestros”, nos dijo un taxista que nos cobró casi el doble de la tarifa ordinaria, pues de un día al otro la gasolina subió de 14 a 40 pesos el litro.
Aquella noche, unos pobladores de San Cristóbal solidarios con la CNTE tomaron algunas gasolineras y encontraron gasolina en las cisternas, que distribuyeron gratuitamente a los automovilistas.
“Al menos acá en Chiapas, el supuesto desabasto de gasolina no fue sino una descarada especulación de los empresarios del ramo, que sabían que el precio subía el viernes y desde el martes empezaron a correr el rumor, en redes sociales, de la escasez”, escribe el EZLN en su comunicado del lunes.
“En las gasolineras, curiosamente, sólo había el combustible llamado diesel, que es el que no subiría de precio. Los despachadores dijeron que sí había, pero “el patrón dijo que racionáramos y luego que pusiéramos los letreros de que no hay. (…) Del mismo modo, la escasez de alimentos y productos perecederos se dio sólo en los grandes supermercados. En los mercados populares continuaban ofreciéndose frutas, legumbres, maíz, frijol, arroz, carne, huevos, sin que se hubieran aumentado los precios.”
Artículo publicado en el Programa de Las Américas el 7.07.2016