Gasoducto Sierra Madre y el proyecto Saguaro convertirán Chihuahua y Sonora en zonas de sacrificio
Orsetta Bellani, Animal Político
De tanto que admira a Juan Quezada, Laura Bulgarini piensa que su ejido debería tener el nombre del célebre alfarero en lugar de Juan Mata Ortiz, mayor enviado a estas praderas de Chihuahua para exterminar a los apaches.
“Gracias al maestro Juan Quezada nació la tradición de la cerámica aquí en el pueblo: en los años cincuenta encontró una pieza de la antigua cultura de Paquimé, empezó a fabricar vasijas con la misma decoración y luego enseñó la técnica a sus familiares y amigos, entre ellos a mi mamá”, dice la artista ceramista, cuyas obras ganaron premios internacionales.
La familia de Laura Bulgarini es ejidataria, pero tiene muy poca información sobre un gasoducto que tendría que pasar por el pueblo. Sólo su esposo, Héctor Gallegos, ha participado en una asamblea donde se presentó una empresa. “Hace aproximadamente un par de años llegaron a la asamblea ejidal con el proyecto de un gasoducto, pero no traían mucha información y la gente se quedó con dudas”, afirma Héctor Gallegos.

Héctor Gallegos y Laura Bulgarini, artistas ceramistas. Foto: Orsetta Bellani
El gasoducto del megaproyecto Saguaro Energía
El gasoducto que tendría que cruzar las praderas de Mata Ortiz se llama Sierra Madre: una tubería de 800 kilómetros con un diámetro tan grande que un niño de ocho años podría estar parado dentro de ella. Su propietaria será la empresa estadounidense Mexico Pacific, a la que Animal Político pidió una entrevista sin recibir respuesta.
De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto, Sierra Madre empezará su camino en la frontera entre Estados Unidos y Chihuahua, donde se conectará con el gasoducto Saguaro Connector, que traerá hasta la frontera mexicana gas shale extraído mediante fracking en la cuenca Pérmica de Texas.
Sierra Madre cruzará seis municipios de Chihuahua y diez de Sonora y su metano alimentará la terminal Saguaro Energía de Puerto Libertad, en Sonora: un complejo de 400 hectáreas cuyos mecheros contaminarán el aire de forma permanente. Quemarán “gas natural”, compuesto casi totalmente por metano, promocionado como “energía limpia”, y que en realidad tiene hasta treinta veces más capacidad de calentamiento global que el CO2.
En la terminal Saguaro Energía, que mide poco menos del doble del tamaño de la colonia Roma Norte de Ciudad de México, el metano será licuado y cargado en buques de 300 metros de largo que cruzarán el golfo de California afectando a los pescadores sonorenses, a las ballenas y las demás especies que viven en este mar, considerado como el “acuario del mundo”.
Los navíos viajarán rumbo a Asia: Mexico Pacific ya firmó una decena de acuerdos, entre ellos con la empresa coreana Posco International Corporation y con las chinas Zhejiang Energy y Guangzhou Development Group.
Buscando inversionistas
Al concretarse, Saguaro Energía representará la inversión privada más grande de la historia de México: el costo total proyectado alcanza los 15 mil millones de dólares y 3.262 millones de dólares serán dedicados a la construcción del gasoducto Sierra Madre. Los bancos Santander, JP Morgan y Mitsubishi Bank son asesores financieros, es decir que están tratando de conseguir la inversión, pero aún no alcanzan su objetivo.
Otro elemento que hasta el momento ha impedido el arranque de las obras del gasoducto Sierra Madre y de la planta de licuefacción en Puerto Libertad, Sonora, es la oposición de la sociedad civil, que interpuso diez amparos, juntó unas de 300 mil firmas, en contra del megaproyecto y organizó varias protestas en las calles.
Además, el gasoducto Sierra Madre obtuvo el permiso de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), más no la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

La historia obscura de Bonatti
Para la construcción del gasoducto Sierra Madre, en noviembre de 2023 México Pacific firmó un contrato con una joint venture integrada por dos empresas italianas: GDI Sicim Pipelines y Bonatti.
Bonatti tiene varias obras en México, entre ellas el gasoducto que es parte de uno de los megaproyectos emblemáticos del sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador: el Proyecto Integral Morelos (PIM).
En su investigación “La participación de Bonatti en el PIM y sus impactos sociales, ambientales y en DDHH”, el Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER) documenta las numerosas persecuciones en contra de los pobladores que se han opuesto a Bonatti y a las demás empresas involucradas en el megaproyecto. Entre ellos Samir Flores Soberanes, asesinado frente a la puerta de su casa el 20 de febrero de 2019.
Más recientemente, en el marco de la disputa alrededor del PIM, han sido asesinados también dos dirigentes de la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (Asurco): Francisco Vázquez y Carolina Plascencia Carvajal.
Un negocio que podría no tener futuro
El proyecto Saguaro Energía posicionaría a México como el cuarto país más importante en el sector energético de exportación del llamado Gas Natural Líquido (GNL). Sin embargo, el gas shale que se quiere exportar a Asia a través del gasoducto Sierra Madre no sería mexicano sino estadounidense.
De acuerdo con la investigación “¿Qué impulsa la expansión de plantas de licuefacción de gas metano en México?”, del colectivo GeoComunes, Estados Unidos quiere exportar su gas fósil por México porque “la instalación en costas mexicanas les podría implicar a las empresas menores costos de construcción y operación en comparación con EU, así como una mayor flexibilidad en los requerimientos de mitigación y remediación de impactos socio-ambientales”.
Además, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) planteó la construcción de las terminales portuarias de exportación de GNL —hay otras seis en proyecto y una ya en función— como solución al exceso de gas que tiene el compromiso de comprar a Estados Unidos.
Luca Ferrari, investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que el gobierno federal habla de soberanía energética, aunque en la práctica ha incrementado las importaciones de gas shale de Estados Unidos.
En entrevista, el académico afirma que en este momento Estados Unidos registra una sobreproducción de metano y lo vende muy barato, pero pronto podría alcanzar su pico de producción y la importación de gas podría volverse mucho menos conveniente.
“El tema se podría también convertir en un arma más de Donald Trump para chantajear a México”, dice Luca Ferrari, quien teme que se estén planteando inversiones muy altas en infraestructuras que, además de ser contaminantes, en un futuro podrían dejar de ser redituables.
“Creo que de todos modos el verdadero negocio será la construcción del gasoducto: aunque después de unos años no haya gas, quien haya hecho la obra ya ganó”, afirma el investigador de la UNAM. Para él, el gasoducto Sierra Madre y el proyecto Saguaro Energía convertirían a Chihuahua y Sonora en una “zona de sacrificio”.

Los pastizales de Mata Ortiz, en Chihuahua. Foto: Orsetta Bellani
Catorce impactos negativos y uno sólo positivo de acuerdo con la MIA
Entre los mezquites y agaves de la pradera de Mata Ortiz, algún día tendría que surgir una de las cuatro estaciones de compresión previstas por el proyecto Sierra Madre, que son sitios enormes que empujan el metano para que siga corriendo por el ducto.
De acuerdo con Claudia Campero, coordinadora de justicia climática para Conexiones Climáticas, las estaciones de compresión son muy contaminantes. “Las emisiones se pueden ocasionar por fugas no controladas o por flering, que se da cuando necesitan deshacerse de gas y, de forma controlada, lo ventean y queman. En general, no hay ningún gasoducto que no tenga fugas; la calidad de la construcción y el mantenimiento que le dan cambia su magnitud”, advierte la activista.
La MIA del proyecto Sierra Madre señala que el gasoducto tendrá 15 impactos en el territorio: catorce son calificados como negativos, desde la afectación del aire, del suelo y de la hidrología hasta los impactos en la fauna, flora, en el paisaje y en el medio socioeconómico. La MIA indica un solo impacto positivo y tiene que ver con la creación de empleos durante la fase de construcción del ducto.
“Creo que también el discurso relacionado con el empleo se puede derrumbar, pues para otros proyectos de este tipo en el norte de México trajeron soldadores de la India, porque el nivel de especialización requerido no se encuentra localmente”, afirma Claudia Campero.
Afectaciones a la Reserva de la Biosfera Janos
La MIA advierte que la construcción de la tubería implicará también la remoción de una superficie forestal en 1.979 hectáreas y que su trazo pasará a menos de 150 kilómetros de cinco reservas naturales.
Entre ellas, la Reserva de la Biosfera Janos, que se encuentra a poco más de una hora de Mata Ortiz y en un punto se ubica a un sólo kilómetro y medio del gasoducto. Janos es hogar de la única manada silvestre de bisontes que queda en México y tiene la colonia más grande de Norteamérica de perritos de la pradera, especie en peligro de extinción que, por el rol de conservación de los ecosistemas que habita, es considerada como “ingeniera ambiental”.
“El hecho de que el gasoducto esté enterrado causa desorden en el ecosistema, sobre todo cuando hablamos de roedores, como ardillas y perritos de la pradera, porque son especies que hacen madrigueras debajo de la tierra y son muy sensibles a vibraciones y ruidos”, dice la bióloga Diana Lugo, de la campaña Perritos en Fuga, que busca visibilizar los impactos del gasoducto. “Son especies clave para el mantenimiento de otras y, a pesar de esto, la existencia del perrito de la pradera ni siquiera está considerada en la MIA del proyecto”.

Cerámicas de Mata Ortiz. Foto: Orsetta Bellani
El ejido Mata Ortiz quedó dividido
El gasoducto Sierra Madre creó divisiones internas al ejido Mata Ortiz. Algunas personas están a favor del megaproyecto y otras no.
Mientras enseña las cerámicas que expone en su casa, Héctor Gallegos cuenta que la economía del pueblo cayó después de la Revolución, cuando clausuraron el aserradero, y se levantó nuevamente una vez que Juan Quezada impulsó la alfarería.
Las promesas de empleo que trae la empresa Mexico Pacific no parecen ilusionar a Héctor Gallegos, que a la par de su esposa Laura Bulgarini es un prestigioso alfarero. “La empresa lo cuenta bonito, pero no sé qué tantas afectaciones o beneficios pueda traer el gasoducto. Lo que me preocupa es que pueda ser peligroso”, dice.
Reportaje publicado en Animal Político el 8 de diciembre de 2025.

