La expansión turística del Ejército en áreas protegidas: el caso de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an
Orsetta Bellani, Animal Político (Foto: O.B.)
“Cuando no hay dinero, comemos langosta”, dicen en Punta Allen, comunidad del municipio de Tulum que se encuentra en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, un área natural protegida de 5 mil 281 kilómetros, asomada al Mar Caribe. Lo que preocupa a los langosteros del poblado caribeño no es el éxito de esta temporada de pesca sino el megaproyecto turístico Puerta al Mar, que la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) construye en la otra orilla de la Bahía de la Ascensión, en Vigía Chico.
El proyecto, que costará 175 mil millones de pesos y oficialmente se llama “Camino artesanal Puerta al Mar”, no solo contempla una carretera de 54.6 kilómetros que cruzará los humedales de Sian Ka’an, desde la cabecera municipal de Felipe Carrillo Puerto hasta el Mar Caribe, sino también la construcción de otras infraestructuras como un restaurante, un estacionamiento con locales comerciales, senderos peatonales y un muelle con mirador. Además, donde hay manglares el Ejército creará una playa artificial con palapas y camastros.

Render del megaproyecto turístico Puerta al Mar.
El nuevo proyecto turístico se ubica en la ruta del Tren Maya, relativamente cerca a otras obras de Sedena: la estación del Tren Maya de Felipe Carrillo Puerto, el aeropuerto internacional de Tulum, donde se encuentra otra estación del ferrocarril y un hotel del Ejército, el Hotel Tren Maya de Tulum, que se encuentra dentro de otra obra de los militares: el Parque del Jaguar.
Vigilantes de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an
Los langosteros de Punta Allen están orgullosos de practicar una pesca sustentable: no trabajan durante los periodos de veda y, si pescan langostas chicas o con huevos, las regresan al mar. De esta forma cuidan la reproducción del crustáceo y garantizan que el producto no se acabe, como está ocurriendo en los demás poblados del Caribe mexicano.
“Nosotros en Punta Allen somos los vigilantes de la reserva. Si fuéramos depredadores ya hubiéramos acabado con langostas, delfines, tiburones, tortugas y manatíes, pero no: tenemos una belleza de lugar”, dice Víctor Manuel Barrera Córdoba, expresidente de la cooperativa de pescadores Vigía Chico.
La inquietud de los langosteros es que el incremento del tráfico de lanchas causado por el proyecto turístico del Ejército perjudique a las especias marinas. “La capacidad de carga de embarcaciones en Sian Ka’an ya está en su momento, no se puede poner más”, asegura Don Víctor.
Los pescadores tienen también preocupaciones económicas, pues sus trampas están posicionadas frente a Vigía Chico y temen que los militares o los turistas de la Puerta al Mar puedan robar sus langostas.
Los trabajadores del sector turístico de Punta Allen tampoco ven el proyecto con buenos ojos. “Aquí tenemos mucha conciencia y nos preocupa la devastación de la selva y de los humedales”, dice una mujer que llegó a Punta Allen a finales de los años 70, cuando el generador que hoy brinda luz a la comunidad todavía no funcionaba y el camino de terracería que llega de Tulum estaba en un estado todavía peor. “También me preocupa que sea un proyecto del Ejército, pues la gente tiene miedo a los militares y se va a callar aunque no le parezca algo”, dice la mujer, que de hecho pidió el anonimato.

Playa de Punta Allen. Foto: Orsetta Bellani
Preocupación por la entrada del turismo masivo en Sian Ka’an
Don Víctor se enteró de que iban a construir la Puerta al Mar en octubre de 2023, cuando la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, publicó en sus redes sociales un video donde anunciaba un proyecto de “justicia social para la zona maya”. Sin embargo, nunca fue consultado con los habitantes de Punta Allen o de Felipe Carrillo Puerto, municipio donde se ubica la Puerta al Mar.
De acuerdo con Mara Lezama, el proyecto responde “a una añeja y legítima demanda” de los carrilloportenses, que no tienen acceso a la costa para su propio disfrute y para poderla aprovechar turísticamente desde 1986, cuando el área entre el pueblo y el Mar Caribe fue declarada reserva de la biosfera y fue considerada como patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Pero, algunos lugareños dudan de que el Ejército esté construyendo la Puerta al Mar para beneficio de la población.
“Me pregunto, para quiénes y para qué abrir este camino, y a quién realmente beneficiará”, dice Wilma Esquivel Pat del Centro Comunitario U Kúuchil K Chi’i’bal’on de Felipe Carrillo Puerto. Como muchos carrilloportenses, durante toda su vida Wilma pedaleó en bici por el camino antiguo a Vigía Chico, un sacbé (terracería) que llevaba a unas lagunas. Lo que ahora más preocupa a la defensora del territorio es que esta carretera, una vez que Sedena termine de pavimentarla, pueda favorecer la entrada de otros megaproyectos turísticos en Sian Ka’an.
Sin permisos ambientales
El banderazo de inicio de la Puerta al Mar se dio en agosto de 2023, a pesar de que la obra no tenía, y todavía no tiene, los permisos ambientales previstos por la ley.
En marzo de 2025, la presidenta municipal de Felipe Carrillo Puerto, Mary Hernández, afirmó que la obra ya tenía un avance del 80% y recientemente aseguró que se entregaría durante este año. Sin embargo, Animal Político realizó un recorrido en la zona en el mes de julio y pudo constatar que no habían terminado las obras de pavimentación de la carretera, que la Sedena define como “camino artesanal”, aunque es de cemento hidráulico.

El muelle con mirador es de las pocas obras ya realizadas del proyecto Puerta al Mar. Foto: Orsetta Bellani
De todas las infraestructuras contempladas para el proyecto, que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), aún en evaluación, califica como “de bajo impacto”, hasta el momento sólo se ha construido una “estación de transferencia” a medio camino y en Vigía Chico, donde tendría que surgir el complejo turístico, sólo existen el antiguo faro, un sendero peatonal que se alarga entre los manglares y un muelle con mirador. Allí, algunas familias locales pasean o se detienen para contemplar la Bahía de la Ascensión, mientras que un par de pescadores esperan con paciencia a sus presas.
Playa en lugar de manglares
Alrededor de los pescadores no hay obras que espanten los peces con sus ruidos, ni siquiera se ven maquinarias en espera de retomar los trabajos. Todo luce quieto, abandonado.
Las obras de la Puerta al Mar fueron suspendidas en noviembre de 2024 a causa de un bloqueo de los ejidatarios de Felipe Carrillo Puerto. A principios de este año, Mara Lezama anunció que se iban a reactivar, pero todavía no ocurre. La misma promesa la hizo la presidenta municipal de Felipe Carrillo Puerto el 29 de julio, tras una reunión con el Ejército, pero las obras todavía están detenidas y el rumor que circula es que hay un problema de presupuesto. Animal Político solicitó una entrevista con la Sedena sobre el tema, pero al cierre de la edición no recibimos respuesta.

La estación de transferencia, una de las obras de la Puerta al Mar. Foto: Orsetta Bellani
Entre los manglares de Vigía Chico, el sargazo se acumula y genera mal olor. Es difícil imaginar que algún día sobre este humedal habrá una playa de 6 mil metros cuadrados con camastros, palapas y un restaurante. No se conocen los impactos de la obra, pues la MIA no brinda detalles sobre cómo se creará o de dónde vendrá la arena. Pero el proyecto sigue en pie y se construirá mientras el sargazo y la inseguridad están matando al turismo en la cercana Tulum, que durante esta temporada vacacional registró una ocupación hotelera de poco más del 60%.
Artículo publicado en Animal Político el 25 de agosto de 2025.