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“Una podría ir a la tienda y explotar”: vecinos de Mérida frenan gasoductos por temor a fugas y explosiones

Orsetta Bellani, Animal Político

Los vecinos de la colonia San Damián de Mérida casi no durmieron durante dos años tras enterarse de que los trabajadores que abrían una zanja frente a sus casas, quienes aseguraban estar instalando fibra óptica o tuberías para el agua potable, en realidad estaban poniendo un ducto para llevar gas natural (metano) a una galletera.

«Hay que hacer ruptura de calles para el ingreso de estas tuberías, pero serán molestias temporales para beneficios permanentes. Quienes saldrán ganando serán todos los meridanos”, afirmó en 2019 el exalcalde Renán Barrera Concha.

El proyecto llamado Zona Metropolitana de Mérida preocupó a los vecinos, conscientes de que una fuga de gas en el suelo kárstico en el que Mérida apoya, que es frágil y lleno de cuevas subacuáticas, podría causar un desastre muy grande.

Engie, la empresa que estaba construyendo el gasoducto en su colonia a través de Tractebel GNP, se ha visto involucrada en dos explosiones de ductos en Matamoros, Tamaulipas, que causaron la muerte de dos personas y quemaduras graves a una mujer. La empresa nunca se hizo cargo de las consecuencias, e incluso negó tener alguna relación con los hechos. Además, Engie ni siquiera cuenta con un Seguro de Responsabilidad Civil o de Responsabilidad por Daño Ambiental.

El gobierno, a través de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), abrió una investigación para determinar si hubo negligencias o fallas en la infraestructura de la empresa.Animal Político contactó a la empresa para una entrevista y pedir postura sobre el tema, pero no recibió respuesta.

La lucha de los vecinos de San Damián

Patricia Velázquez Marvan, quien vive en San Damián desde hace cuarenta años, decidió organizarse con sus vecinos. Despertaban temprano para bloquear las obras con sus carros, iban de casa en casa hablando de suones, rifas para pagar abogados y presentar amparos.

“Fue de 2021 a 2023: dos años de estrés, de agotamiento emocional y físico”, recuerda Patricia

En su cuenta de Facebook, los vecinos de la colonia San Damián de Mérida publican artículos sobre accidentes a gasoductos relacionados de alguna forma a la empresa Engie: dan seguimiento a las explosiones en Matamoros y monitorean nuevos casos, como dos fugas que se registraron durante julio, una en Zapopan y otra en Puebla.

Para detener las obras de Engie, los vecinos de San Damián presentaron cuatro amparos. Están todos fundamentados en las amenazas al medio ambiente que la obra conlleva y en la falta de consulta.

“Nuestros amparos se fundamentan en violación en cuanto al acceso a la información y a la participación pública en asuntos ambientales: la Constitución reconoce que frente a cualquier proyecto que tenga un impacto sobre el ambiente las autoridades tienen que brindar informaciones sobre el proyecto a los afectados, que sean indígenas a no, y garantizar mecanismos de participación donde puedan expresar sus preocupaciones. Además, éstas se tienen que tomar en cuenta”, explica Roberto Sánchez Campos, abogado de Kanan Derechos Humanos, organización que apoyó a los vecinos en la presentación de dos amparos.

La empresa intentó violar la suspensión en varias ocasiones. “Acudimos al lugar para impedir que trabajaran, nos manifestamos con nuestros vehículos y nos paramos frente a ellos”, dice Mario Cupul Aguilar, otro de los vecinos. “No se puede vivir tranquilos con Engie, no se sabe cuándo pueden regresar”.

Peligro de fugas y explosiones

Emiliano Monroy-Ríos, experto en karst, es decir, especializado en el estudio de las formaciones geológicas características de los terrenos kársticos, egresado de la Northwestern University, dice que la construcción de cualquier infraestructura en suelo kárstico conlleva peligros y, en el caso de un gasoducto, hasta el más mínimo hundimiento del terreno podría generar una fuga. “Además, si los ductos entran a contacto con el agua subterránea aumenta la posibilidad de fugas pues, a pesar de ser dulce, esta agua tiene una gran cantidad de iones de sal que pueden corroer la tubería”, explica el académico.

Esto hace necesario que se utilicen métodos de protección catódica en la infraestructura instalada. Los expertos del Virginia Cave Board también afirman que la corrosión de las tuberías podría ser acelerada por la pirita, un mineral que se encuentra en la roca caliza y que puede provocar la producción de ácido sulfúrico, aunque su presencia no ha sido reportada ampliamente en Yucatán.

La presencia de un ambiente kárstico preocupa a los vecinos de la colonia San Damián también porque, en caso de fugas, las cuevas subterráneas se podrían llenar de gas. “El gas podría meterse a las cuevas y caminar por todo el subsuelo. Si encontrara una fuente de ignición causaría una grandísima explosión”, dice Gabriela Reyes Gómez, también vecina.

Las inquietudes de Gabriela tienen una base científica, como las investigaciones del ya citado Virginia Cave Board, cuyos expertos aclaran que la posibilidad de un accidente así no es altísima, sin embargo, si sucediera sería un desastre mayor.

También hay estudios que documentan la rapidez con la que el contaminante se propagaría en el agua de las cuevas subterráneas e investigaciones sobre cómo la construcción y operación de oleoductos y gasoductos, sobre todo en zonas kársticas, puede reducir la cantidad y calidad del agua, afectar especies endémicas dentro de las cuevas, alterar la dirección de los flujos e incluso causar la pérdida de fuentes de agua para las poblaciones.

Voracidad de energía

El gasoducto Zona Metropolitana de Mérida, cuyas obras han sido detenidas por los cuatro amparos presentados por los vecinos, se conecta con otro ducto de Engie, llamado Mayakán, igual que otros gasoductos que cruzan la ciudad.Desde 1999, Mayakán transporta metano del centro procesador de gas de Nuevo Pemex, en Tabasco, hasta la ciudad yucateca de Valladolid. En su camino surte cuatro centrales de ciclo combinado que, a través del vapor del gas, generan el 80% de la energía eléctrica que se produce en la Península de Yucatán. Como muestran los frecuentes apagones, las centrales de la región no satisfacen su apetito de energía, especialmente la voracidad de la industria turística quintanarroense, en continua expansión, y el crecimiento poblacional que la acompaña: por sí solas, Cancún y Playa del Carmen cubren alrededor del 35% del consumo eléctrico de toda la Península.

Por esto, de acuerdo con el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2023-2037, la Península “importa” de Chiapas unos 4.900 GWh al año y en los próximos 15 años va a querer todavía más, pues según el PRODESEN su consumo eléctrico aumentará del 60%. Con el Tren Maya aumentará considerablemente el consumo eléctrico en la Península, alerta el colectivo Geocomunes en su documento Reestructuración energética en México: subordinación territorial en el noroeste y sureste de México.

De acuerdo con la investigación, este incremento se debe especialmente a que el 44% de la ruta del Tren Maya está electrificada, pero también a la necesidad de sostener los proyectos que el ferrocarril detonará. “Además del aumento en el movimiento de mercancías y de la expansión de complejos industriales-extractivos, el proyecto del Tren Maya fomentará la expansión turística e inmobiliaria en la región”, dice el texto.En el caso del rstado de Yucatán, el “Plan Renacimiento Maya” del gobernador electo Joaquín Díaz Mena establece los pormenores de esta expansión. Entre otras cosas, prevé el impulso a zonas industriales dedicadas a la agroindustria, al sector textil y a la producción de alimentos y bebidas, que serán alimentadas con gas.

Problemas de soberanía energética

“Ya se tiene contratado el gas en Texas, es lamentable que no lo estemos extrayendo en México”, dijo el presidente López Obrador en 2020, al anunciar el Plan Integral de Energía para Yucatán. Para Luca Ferrari, investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Autónoma de México (UNAM), México tiene un problema de soberanía energética.

«Alrededor del 90% del gas que el sector eléctrico consume viene de EU, aunque no tenemos seguridad sobre su abastecimiento en el futuro. Estamos invirtiendo en una enorme infraestructura de transporte de gas y en centrales de ciclo combinado, pero hay analistas independientes que, a diferencia de lo que afirma la Agencia Internacional de Energía (IEA), prevén que ya el próximo año EU tocará su pico de producción”, dice Luca Ferrari. “Además, hay que considerar que el metano es un combustible fósil y no es renovable. Es cierto, como dice el gobierno, que produce menos partículas y emisiones de gases de efecto invernadero que el combustóleo o el carbón, pero sigue contaminando muchísimo”.

Gasoductos y proyectos estrella de la 4T

Los gasoductos actualmente en construcción en el Sureste acompañan a las infraestructuras estrella de la 4T: desde Tuxpan (Veracruz), Puerta al Sureste llega hasta la refinería Dos Bocas y se conecta con otro que va de Jáltipan (Veracruz) a Salina Cruz (Oaxaca), siendo parte del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Desde el Istmo se desprenderá un ducto, llamado Prosperidad, que seguirá otra vía férrea prevista por el mismo megaproyecto: la que del Istmo lleva a Guatemala.

En junio también empezaron las obras de la duplicación de Mayakán, el gasoducto que corre casi paralelo a una parte del ferrocarril Coatzacoalcos- Palenque, que es parte del Corredor Interoceánico, y a los primeros cuatro tramos del Tren Maya.

Con estas obras, López Obrador cumple el sueño que fue del Plan Puebla Panamá de Vicente Fox y del Proyecto Mesoamérica de Felipe Calderón: construir una red de gasoductos que conectan Estados Unidos, México y Centroamérica.

El gasoducto Cuxtlal II

La duplicación del gasoducto Mayakán, diseñado para transportar hasta 567 millones de pies cúbicos diarios, responde a la necesidad de sostener la creciente demanda turística e industrial en la Península de Yucatán con gas proveniente de Estados Unidos.

Desde 2009, cuando México alcanzó su pico de producción, esta ha caído un 67%. Según el Plan de Negocios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) 2022-2026, el 80% del metano consumido en México es importado, principalmente de Estados Unidos, donde los precios son bajos debido a un excedente de producción.En 2022, Engie afirmó que, a través de su subsidiaria Energía Mayakán, iba a invertir 1500 millones de dólares en una nueva obra llamada Cuxtal II -denominada también “ampliación de Mayakán”-, cuya construcción empezó este 12 de junio y se prevé que termine en 2027.

El ducto inicia su camino de más de 700 kilómetros en el complejo procesador de Cactus, en Chiapas, y lo terminará en Valladolid. La obra no tiene una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), según contestó la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA) a una solicitud de información, y CFE prevé que, en una fase sucesiva, llegue hasta Cancún.

A partir de mayo de 2025, Cuxtal II tendría que alimentar a las dos plantas termoeléctricas de ciclo combinado que, con una inversión total de 1200 millones de dólares, se están construyendo en Yucatán. Una se llama Mérida IV, se encuentra en la homónima ciudad yucateca y tiene capacidad de 499 megawatts. La otra es la central Riviera Maya en Valladolid, que tiene capacidad de 1,020 megawatts.

Los vecinos de San Damián están preocupados porque, sobre todo a causa de la presencia del suelo kárstico, la amenaza no existe sólo en su colonia, sino en cada rincón de Mérida y de la Península de Yucatán que es atravesado por un gasoducto.“Legalmente podemos impedir su paso sólo frente a nuestras propiedades, pero en el resto de la ciudad también nos preocupa: una podría ir a la tienda y explotar”, dice Silvia Reyes Gómez. “Es un riesgo constante y lo que realmente ayudaría es que esté bien legislado”.

Artículo publicado en Animal Político el 7 de octubre de 2024

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