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Marchan en Chiapas contra la violencia en el 13 aniversario de la muerte de Samuel Ruíz

Orsetta Bellani, Animal Político

Padre Heriberto Cruz Vera acompañó a don Samuel Ruíz García en su visita a unas comunidades de Chiapas. A las más remotas llegaron en avioneta, caballo o cayuco. Comían lo que la gente les daba y dormían en el suelo o acostados en las bancas.

“Don Samuel nunca se disgustaba, ni se enojaba. Hablaba fuerte, pero no agredía ni apresuraba a nadie”, recuerda Padre Heriberto, que se quedó tan marcado por la personalidad del obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas que hace 46 años decidió quedarse en su diócesis.

No le gustaba sólo su sencillez, su estilo de vida tan alejado de los lujos propios de los obispos, sino el camino que marcó para la gente de su diócesis, en su mayoría indígenas tsotsiles, tseltales, choles y tojolabales. “Puso en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II: su opción era preferencial, aunque no exclusiva, por los pobres. Este fue su gran legado”, dice Padre Heriberto.

En sus recuerdos están los trabajos del Tercer Sínodo Diocesano, que se celebró de 1995 hasta 1999, donde don Samuel impulsó la participación de todas las comunidades de Chiapas. Allí se decidió optar por una Iglesia autóctona, donde la liturgia incorpora a las culturas locales y sus lenguas.

Este jueves, en ocasión del 13 aniversario de la muerte de don Samuel y en el marco de la celebración del año Jubilar por los 100 años de su nacimiento, se realizó una marcha-peregrinación en San Cristóbal de Las Casas. Llegaron unas 4 mil personas procedentes de las 7 regiones que componen su diócesis pero, preocupados por la ausencia de condiciones de seguridad para emprender el viaje, no participaron los feligreses de Frontera Comalapa y Chicomuselo, dos municipios especialmente afectados por los enfrentamientos entre organizaciones criminales. De todos modos en Chicomuselo, donde en las últimas semanas la violencia de los carteles ha causado el desplazamientos de miles de personas, se realizó una peregrinación y se leyó un comunicado.

Las personas que marcharon en San Cristóbal de Las Casas llegaron a la catedral donde, un 25 de enero, Samuel Ruíz fue proclamado obispo en 1969 y sepultado en 2011. Allí se celebró una misa donde se recordó Samuel Ruíz y se pidió paz para Chiapas, que desde hace dos años y medio enfrenta una crisis de inseguridad.

“No es posible seguir negando la realidad y decir que en Chiapas no pasa nada, aquí sucede de todo y no podemos quedarnos callados, al vernos invadidos y gobernados por quienes usan las armas y la violencia”, dijo durante la liturgia el obispo auxiliar, monseñor Luís Manuel López Alfaro. “Reconocemos un incremento de la militarización, pero no vemos resultados. Nos resulta contradictoria la permisividad con que los grupos criminales hacen y deshacen, sin la intervención de quienes deberían garantizar la paz en nuestros pueblos y comunidades”.

Enero de 2024: un mes duro para Chiapas

El nuevo año comenzó violento para Chiapas. El 4 de enero, los enfrentamientos entre el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación causaron desplazamientos forzados en varias comunidades del municipio de Chicomuselo, con un saldo de 20 muertos, entre ellos 2 civiles. Nuevos desplazamientos se registraron diez días después y, de acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) son unos 2300 los habitantes de Chicomuselo y de los colindantes municipios de La Concordia y Socoltenango que este mes tuvieron que abandonar sus hogares.

“Se está entregando ayuda a las comunidades afectadas por parte de la diócesis”, dijo en rueda de prensa Padre Miguel Ángel Montoya, Vicario de Justicia y Paz. “Nuestros hermanos y hermanas se encuentran en la zona y están muy preocupados por la situación”.

El 16 de enero, pobladores de la comunidad Nuevo América de Chicomuselo fueron atacados por el ejército, al que estaban impidiendo el paso por considerar que están coludidos con las organizaciones criminales. Enfrentamientos entre pobladores y soldados se registraron también el 22 de enero en otros municipios de la Sierra de Chiapas: El Porvenir, Bellavista, La Grandeza y Siltepec.

No fueron los únicos hechos violentos de este enero. En Tila se registró, una vez más, un hecho sangriento, con el asesinato de Carmen López Lugo, miembro del Congreso Nacional Indígena (CNI). Además el 15 de enero, horas después de que una balacera sin fin perturbara los sueños de los habitantes de San Cristóbal de Las Casas e hiriera a una transeúnte, fue encontrado un cuerpo degollado en un bolso de basura colgado a un puente vehicular a las puertas de Tuxtla Gutiérrez, acompañado por una manta de uno de los carteles en disputa. El mismo día, el propietario de una gasolinera de La Concordia recibió una hielera con cuatro cabezas.

En el marco de la conmemoración por la muerte de don Samuel Ruíz, el obispo Luís Manuel López Alfaro manifestó preocupación de que la violencia crezca en los próximos meses por la coyuntura electoral, y afirmó que en muchas regiones del estado no hay condiciones para que los comicios se lleven a cabo.

“No se puede solamente simular que hay elecciones cuando hay manipulación, control de grupos, amenazas. Hacemos un llamado a la autoridad para que vea qué condiciones se necesitan para que se den unas elecciones libres”, dijo el monseñor en rueda de prensa. Luego, sin mencionar explícitamente la actitud negacionista de las autoridades mexicanas sobre la violencia en Chiapas, concluyó: “Hay un problema de no querer ver a la situación y esto no ayuda. La paz se construye cuando la verdad se reconoce”.

Samuel Ruíz, un hombre de paz

Durante su episcopado, que terminó en 1999, Samuel Ruíz trabajó a favor de la paz en un Chiapas sacudido por el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y en 1994 fue mediador entre el gobierno y los recién insurrectos.

“Para él, la paz era un proceso, algo que se alcanza analizando el caminar de la realidad, el contexto que fomenta una dada situación”, afirma la Hermana Mary Wink, que llegó de Estados Unidos a Chiapas en 1975 y nunca más se fue. “Acompañaba el pueblo a buscar soluciones a sus necesidades. No denunciaba a nadie, sino anunciaba lo que no estaba de acuerdo con la enseñanza de Jesús”.

Lo que más admiraba de don Samuel Ruíz era su capacidad de escuchar desde el corazón y trabajar en equipo, su propensión a consultar cada decisión, además de su determinación en abrir la diócesis a la participación de las mujeres y de las personas laicas. La asombraba también la capacidad del ex obispo de permanecer en un proceso de constante conversión. “No en balde lo apodaban “el caminante”, pues no sólo físicamente caminaba sino se daban cambios continuos adentro de él”, dice del obispo emérito, que falleció en la Ciudad de México el 24 enero de 2011, con 86 años.

Padre Heriberto acompañó a Samuel Ruíz también en la muerte. Estaba a su lado cuando falleció y estaba con él también cuando sus restos llegaron a San Cristóbal de Las Casas y fue recibido por una multitud. Padre Heriberto se conmueve al recordar la visita de Papa Francisco a la tumba de don Samuel en 2016, cuando se paró frente a ella e hizo un gesto de reverencia.

Artículo publicado en Animal Político el 25 de enero de 2024.

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