México: La disputa por Agua Azul
Desde sus vehículos los turistas observaban con asombro a los indígenas tzeltales encapuchados que se encontraban sentados al borde de la carretera que lleva a las cascadas de Agua Azul. Sus machetes y pasamontañas chocaban con la imagen del tranquilo paraíso terrenal promovida por el gobierno del estado de Chiapas.
Los simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en San Sebastián Bachajón cobraban el peaje y repartían volantes entre los turistas. En un comunicado explicaban la decisión de haber retomado el 21 de diciembre del 2014 el control de la porción de su ejido donde se encuentra la caseta de cobro para el acceso al balneario.
“El comisariado ejidal [funcionario administrativo] Alejandro Moreno Gómez no brinda información sobre el dinero que viene del pago de la entrada, ni del banco de grava. Queremos nombrar a otra persona que sepa administrar los recursos que son de nosotros, los ejidatarios”, explicó a Noticias Aliadas un integrante del ejido.
El pasado 9 de enero, los campesinos fueron desalojados por orden del gobierno y luego, mientras bloqueaban la carretera, fueron atacados por agentes de la Policía Estatal que les dispararon durante unos 20 minutos. Dos personas resultaron heridas.
En un nuevo intento por amedrentarlos, el 21 de marzo unos 600 efectivos de las fuerzas públicas, que según los ejidatarios respondían a las órdenes de Moreno Gómez, incendiaron la sede regional que los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN (2005) —pronunciamiento en contra del capitalismo que “todo lo convierte en mercancías, hace mercancías a las personas, a la naturaleza, a la cultura, a la historia, a la conciencia”— de San Sebastián Bachajón construyeron en proximidad de las cascadas.
“Nuevamente se demuestra la política de muerte y corrupción del mal gobierno, su desprecio por el pueblo y los derechos humanos, porque le gana su ambición sobre nuestro territorio para despojar la tierra, el agua y todo lo que existe en nuestro territorio para ganar dinero como si fuera mercancía”, denunciaron los pobladores.
Ataques contra ejidatarios
Pocos turistas saben que Agua Azul, donde se encuentran unas hermosas cascadas de agua turquesa hundidas en una vegetación salvaje, es uno de los lugares más conflictivos de Chiapas. En el 2008 las consultoras de turismo estadounidenses EDSA y Norton Consulting recomendaron a las autoridades gubernamentales asegurar que los visitantes se sientan seguros y protegidos en la región.
“El movimiento zapatista todavía está fuertemente asociado a Chiapas”, escribieron las consultoras en su documento sobre la estrategia de desarrollo para la construcción de un hotel de lujo en el lugar. “Chiapas es aún considerada insegura por muchos que no están familiarizados con la región”.
Tres años después, el 2 febrero del 2011, 17 turistas que se encontraban en Agua Azul tuvieron que salir del balneario por vía aérea. Aquel día un grupo de choque oficialista atacó a los simpatizantes zapatistas que estaban administrando la caseta de cobro. Posteriormente se generó un enfrentamiento que causó la muerte de un integrante del grupo de choque, Marcos Moreno García, mientras que 117 simpatizantes zapatistas fueron detenidos por policías estatales y federales, apoyados por efectivos del Ejército.
“No tenemos problemas con los dueños de los restaurantes que están en el balneario, allá es Municipio de Tumbalá. Pero aquí donde está la caseta de cobro es nuestro territorio, y el dinero nos corresponde”, argumentó a Noticias Aliadas en junio del 2012 Juan Vázquez Guzmán, líder de los adherentes a la Sexta Declaración.
Menos de un año después Vázquez Guzmán, que tenía 32 años y dos niños, fue asesinado en la puerta de su hogar con seis disparos. Un destino parecido tocó a su compañero Juan Carlos Gómez Silvano, ejecutado con 20 balas en una emboscada, el 21 de marzo del 2014.
A los seis meses de la muerte de Gómez Silvano, tres ejidatarios de Bachajón fueron detenidos y torturados por la acusación de tentativa de homicidio de un uniformado, basada sólo en el testimonio de policías. “Su detención fue una venganza por haber pedido justicia por nuestro compañero Juan Carlos”, denunció en rueda de prensa en setiembre del 2014 Domingo Pérez, portavoz de los simpatizantes zapatistas de San Sebastián Bachajón.
Lo que se disputa en Agua Azul es más que el control del dinero por el ingreso al balneario. Desde el 2000, el gobierno planea construir un parque temático en las orillas de las cascadas, que formaría parte del Centro Integralmente Planeado (CIP) Palenque-Cascadas de Agua Azul, una red de infraestructura contemplada en el Proyecto Mesoamérica —nombre que adoptó el antiguo Plan Puebla Panamá y que promueve la integración y el desarrollo regional, coordinando esfuerzos y acciones de los nueve estados que integran la región Sur Sureste de México, los siete países de Centroamérica, Colombia y República Dominicana— que el gobierno espera transforme Chiapas en una nueva Cancún.
Chiapas, ¿la nueva Cancún?
Según la ex senadora estatal del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) María Elena Orantes López, el CIP generaría ingresos por US$6.8 millardos al año. Se crearían 30,000 empleos en beneficio de las comunidades indígenas de la zona, pero que “no participarán en puestos gerenciales, sino con su mano de obra”, según precisó en el 2008 el exsecretario de Turismo de Chiapas, Roberto Albores Gleason.
Las consultoras Norton Consulting y EDSA recomendaron al anterior gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero —que culminó su mandato en el 2012— resolver, antes de atraer las inversiones, la adquisición de los terrenos colindantes a las cascadas. Ya se completó la construcción de la nueva red eléctrica que dará soporte al proyecto, prevista en el Programa Institucional de la Secretaría de Turismo de Chiapas 2007-2012, que además contemplaba la reubicación de las comunidades indígenas en seis municipios de la zona, a lo que se oponen las bases de apoyo del EZLN y de sus simpatizantes.
El CIP contempla también otros proyectos, como la construcción de un nuevo aeropuerto internacional en la ciudad de Palenque, que fue inaugurado en febrero del 2014, y de una súper carretera entre esta antigua urbe maya y San Cristóbal de Las Casas. El gobierno asegura que la autopista, de 169 km, beneficiaría a todas las comunidades de los alrededores, aunque buena parte de la población está en contra por los daños ambientales que significaría, y por considerar que la verdadera finalidad de la obra es acelerar el despojo de los recursos de Chiapas.
En el 2009 el gobierno se vio obligado a suspender el plan de construcción de la carretera a raíz de la oposición popular, en particular de la comunidad de Mitzitón, que fue víctima de la violencia del grupo paramilitar Ejército de Dios. Después de cinco años, en el 2014, aparecieron técnicos haciendo mediciones en los terrenos que se encuentran en el supuesto trazo de la carretera, y los pobladores fueron convocados a reuniones con funcionarios públicos sobre el tema de la autopista. Sin embargo, los proyectos de la autopista y del parque temático en Agua Azul son un enigma, aparecen y desaparecen de los documentos oficiales.
“El gobierno no quiere proporcionar la información adecuada a las comunidades para que desconozcan la magnitud de las afectaciones, no brinda detalles porque sabe que va a tener una oposición social muy fuerte”, explica a Noticias Aliadas Ricardo Lagunes, abogado de los ejidatarios de San Sebastián Bachajón.
Luego que en enero pasado los ejidatarios de Mitzitón, siguiendo el ejemplo del ejido Los Llanos (Municipio de San Cristóbal de Las Casas), interpusieron un amparo jurídico para evitar la construcción de la autopista, las autoridades negaron la intención de hacerlo. Sin embargo, el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 estima una inversión de 10 millardos de pesos ($644 millones) para la construcción de la autopista entre San Cristóbal de Las Casas y Palenque, y 1.2 millardos de pesos ($82 millones) para “proyectos de apoyo al CIP”.